lunes, 11 de diciembre de 2006

La mujer espectaculo


Recuerdo el último espectáculo como si fuera ayer. Fue en el club del barrio. Era el último espectáculo por caridad, se venía todo en grande. Tengo una herida profunda que sangra sin anestesia. Espero una cicatrización, una operación, un tratamiento intensivo. Estaba volando bajo cuando me cazaron, cuando me caí. Un paso mal hecho en la coreografía. Estaba perdida, mareada, dopada cuando me cazaron, cuando me caí. Estaba loca, insana, loca, loca, perdida cuando me caí, me caí. Bajé la mirada un momento, creo que cambié la letra de la canción, no bastó más que un momento, un pequeño momento distraída con una pelusa en el escenario para que me cazaran y me caí. . Tengo variados disfraces, pelucas, implantes, anteojos y maquillajes. Tengo variadas voces, disimulo sutilmente todos mis sentimientos, podrían usarlos en mi contra. Soy una transformista y tengo una herida profunda que sangra sin anestesia. Una transformista alejada de los escenarios. Me transformo para ir al supermercado, me transformo para ir a taquillar a la discotheque, me transformo para ir a alimentar palomas a la plaza, eso nunca lo hago. Para ir a la farmacia por remedios para el insomnio, eso siempre lo hago. También cuando voy a comprar el pan. Me sentí cansada el otro día, mi sueño es no tener que salir. Desde mi casa estoy más segura, desde aquí puedo saber todo lo que quiero y necesito saber. Tengo gente que trabaja para mí. La traición me abrió los ojos. La traición me hizo ver quienes son los que me rodean. Antes prestaba mi casa, prestaba mi falda de raso rojo, mis pelucas rubias y crespas, mis maquillajes brillantes. Prestaba mis discos, mis compilaciones de música personal, salía a cualquier parte, hablaba con cualquier persona. Tengo una herida profunda que sangra sin anestesia. Espero una cicatrización, una operación, un tratamiento intensivo.

No hay comentarios: